Sinónimo de partícula caliente.
Comentario :
La expresión « partícula caliente » traduce de modo servil las expresiones inglesa y francesa, y, por ello, es muy del gusto de quienes prefieren jugar sobre seguro y dejar la imaginación a un lado, aunque sufran el lenguaje y la lógica. Tiene la virtud de que es poco atacable.
La defensa del adjetivo « caliente » ya está hecha en otros lugares. Si se acepta que las sustancias radiactivas están tanto más calientes cuanta mayor es su actividad, negarse a llamar caliente a una cosa que es radiactiva no es razonable y nada habría que objetar si se tratase solamente de establecer reglas convencionales para uso de los iniciados, es decir, la consagración de la jerga del oficio. Pero si se cree que alguna que otra vez los periodistas y otros comunicadores necesitan hacer llegar al gran público las noticias de lo que ocurre en la industria nuclear, el uso de una jerga no debería recomendarse.
Para la expresión partícula caliente, aceptada por la Comisión, se ha estado usando una forma que se ha creído apropiada, pero no puede serlo. Se trata de « partícula radiactiva discreta », que no puede resistir la crítica.
En efecto, ninguna partícula puede ser otra cosa que discreta, a menos que se tenga la intención de calificar su discreción como propiedad mora, cosa que no procede. Aquí se emplea el calificativo ‘discreto’ como opuesto a ‘continuo’, y esa cualidad es inherente a la concepción de la materia como formada por partículas, o sea minúsculas entidades separables, es decir, discretas. Añadir como calificativo una propiedad que es intrínseca al sustantivo no conduce a nada.
Todo parece indicar que quienes propusieron en su momento hablar de partícula discreta tenían otra idea, pero no encontraron la palabra adecuada. Lo que distingue a las partículas a que se refiere la definición, de otras partículas, elementales o no, es su procedencia : son partes segregadas o desagregadas de un todo que, cuando estaba íntegro, formaba parte de una instalación nuclear.
De aquí la procedencia de calificar como segregada la llamada ‘partícula’ producida por la disgregación parcial de un elemento combustible, por ejemplo, cuando esta parte pequeña aparece en lugares que no son los previstos en la construcción de la instalación nuclear a que pertenecía. El uso de partícula radiactiva segregada no podría ser censurado.
Ahora bien, el problema tiene otro aspecto que no se debería pasar por alto: en la física de los sistemas cuánticos, la palabra partícula se adoptó para designar las entidades de tamaño inferior al átomo, y un uso ya casi secular ha consagrado esta forma de designación en el lenguaje científico. Es cierto que la técnica nuclear no suele necesitar la palabra partícula para designar las entidades atómicas o subatómicas que utiliza, pues suele llamarlas por sus nombre propios, como neutrón, núcleo, etc.
Aun así, llamar partícula a una pequeña porción de materia, formada por grupos de moléculas o de átomos, en un contexto en el que pueden aparecer también las partículas llamadas elementales, no deja de ser incómodo y a veces incluso equívoco. Aceptar esta denominación es una forma de evitar conflictos con los textos ya escritos, pero suele hacerse con cierta resignación, no con entusiasmo.
Nunca se sabe cuándo el uso de una expresión desafortunada se ha hecho irreversible. A veces vale la pena recordar los recursos que posee nuestra lengua, aunque se trate de palabras caídas en desuso. No se olvide el caso de la voz « azafata », que se hizo revivir con un significado ampliado y que ahora suena como natural e incluso moderna y ha relegado al olvido, esperemos que definitivo, a las adaptaciones de las voces que en otros idiomas significan ‘camarera’.
Como propuesta de la misma naturaleza, se puede recordar que en español se ha usado la palabra « menuza » como expresión de minucia o menudencia. El DRAE da para esta voz con la nota de femenino antiguo el significado ‘pedazo o trozo pequeño de una cosa que se quiebra o rompe’. De haberse querido, se habría podido rescatar para la industria nuclear, y hablar de la « menuza radiactiva », para evitar la ambigüedad. Por si se está a tiempo, proponemos a nuestros colegas que ensayen su uso, porque, si les gusta, se quedará. De eso no hay duda.