La Comisión Europea ha rechazado la propuesta española de establecer precios regulados para las centrales nucleares e hidráulicas ya instaladas en el mercado eléctrico. En cambio, propone mantener el sistema marginalista de fijación de precios y fomentar los contratos bilaterales entre generadores y consumidores de energía, con subastas de precios regulados solo para nuevas inversiones de renovables y nucleares.
La Comisión reconoce que los precios regulados pueden garantizar unos ingresos para los generadores, limitar los ingresos excesivos en un ambiente de precios altos y aliviar la presión en las facturas de los consumidores, pero descarta aplicar esta medida sobre las instalaciones antiguas, ya que supone un riesgo retroactivo que espantaría a nuevas inversiones y crearía incertidumbre regulatoria. También ha descartado el tope a los ingresos de las centrales nucleares e hidráulicas promovido tras la crisis de Ucrania, considerando que puede traer beneficios en momentos de crisis energética, pero hacerlo permanente podría dañar los mercados a plazo y afectar al atractivo de inversión.
La patronal de las grandes eléctricas europeas, Eurelectric, ha celebrado la decisión de Bruselas al dar protagonismo a las soluciones basadas en el mercado y alejarse de las ideas más disruptivas que han surgido en el debate, en referencia a la propuesta española. En contraste, el Consejero Delegado de Endesa, José Bogas, ha afirmado que la eléctrica ha recortado sus beneficios anuales en 6000 millones de euros debido al tope del Gobierno.
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