Las centrales nucleares no se lanzan a cambiar de forma rápida. Por eso, cuando cuatro empresas de servicios públicos anuncian que harán sitio a nuevos y relucientes electrolizadores y se plantean modificar su modelo de negocio, es toda una noticia.
Las centrales nucleares pueden aprovechar la energía almacenada para generar hidrógeno. Esto no es una novedad, pero añade un aura de alquimia sobre la ingeniería. En medio del revuelo mediático y la esperanza de una importante financiación, vale la pena reconocer que el hidrógeno tiene una historia industrial de más de 100 años. En un potencial enfrentamiento entre el hidrógeno y la energía nuclear, la nuclear sería la recién llegada.
El hidrógeno se emplea en procesos industriales que van desde la producción de combustibles sintéticos y productos petroquímicos hasta la fabricación de semiconductores y la alimentación de vehículos eléctricos con pilas de combustible. A fin de reducir el impacto ambiental de la producción anual de hidrógeno, algunos países dirigen la mirada a la energía nucleoeléctrica.
Los reactores nucleares pueden combinarse con una planta de producción de hidrógeno para obtener de modo eficiente energía e hidrógeno en un sistema de cogeneración.
Varios países están estudiando la producción de hidrógeno mediante centrales nucleares para contribuir a descarbonizar sus sectores energético, industrial y del transporte. Ello representa también una manera de sacar más partido a una central nuclear, lo que puede ayudar a aumentar su rentabilidad.
La producción de hidrógeno utilizando centrales nucleares ofrece un gran potencial de contribuir a los esfuerzos de descarbonización, pero primero deben abordarse varios desafíos, como determinar la viabilidad económica de incorporar la producción de hidrógeno en una estrategia energética más amplia.
Ver noticia (en inglés): NuclearNewswire o IAEA