Los resultados de un programa de investigación respaldado por la Agencia Espacial del Reino Unido han sido presentados por Rolls-Royce, cuyo objetivo es tener un microrreactor listo para enviar a la Luna a principios de la década de 2030.
El trabajo se ha centrado especialmente en el combustible utilizado, el método de transferencia de calor y la tecnología para convertir el calor en electricidad.
El microrreactor sería capaz de proporcionar energía independientemente de la ubicación, la luz solar disponible y otras condiciones ambientales, y la empresa señala que, además de sus aplicaciones espaciales, el objetivo es «establecer un dispositivo sobresaliente a nivel global en energía y capacidad de propulsión, adaptado a diversos mercados y requisitos de los operadores, incluidas aplicaciones comerciales y de defensa”.
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