Ante el debate social y político nacido por la apuesta de Pedro Sánchez del cierre nuclear total en 2035, el PSOE ha optado por cerrar filas impidiendo cualquier conato de debate interno en el partido a raíz de la congelación de los proyectos nucleares en España por diversas razones.
«En la actualidad, la oposición obedece a una mezcla de ideología y “business'», asegura un analista del sector energético. La primera razón salta a la vista: para el PSOE de Sánchez el debate nuclear supone una línea roja. Y la segunda también es cierta. La construcción de nuevos reactores es impensable, por su elevada factura (unos 5.000 millones de euros), pero la ampliación de la vida útil de las centrales tiene un coste más asumible.
Ahora bien, ninguna compañía eléctrica española (Iberdrola, Endesa o Naturgy) se lanzará a realizarlo sin tener absoluta seguridad regulatoria y jurídica y desde el Gobierno actual, hoy en día, no lo tendrá. La expansión de la energía nuclear en España está más que estancada, de hecho, ya ha comenzado el cierre nuclear con la desactivación de la central de Almaraz de cara a 2027. A su vez, la expansión nuclear en el mundo es cada vez mayor. El debate está servido.
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