Universidades y centros de investigación

Debemos evitar que el sector nuclear se descapitalice en talento y capacidad de investigación, desarrollo e innovación

RESUMEN

  • No podemos ser ajenos a los nuevos desarrollos avanzados que van a jugar un papel fundamental en la descarbonización de la economía.
  • Es importante, para la solvencia y sostenibilidad de la investigación, disponer de las instalaciones (celdas calientes, fuentes intensas de neutrones) necesarias.
  • La inversión en investigación debe ir acompañada de un esfuerzo en la formación de expertos, que es el factor clave para que nuestras empresas puedan jugar en condiciones de igualdad en el escenario internacional.
  • Contribuir al desarrollo de las mejores opciones tecnológicas para la operación, el desmantelamiento y la gestión de los residuos radiactivos es una obligación moral para con las generaciones venideras.

El sector nuclear español dispone de la capacidad necesaria para que la energía nuclear sea segura, competitiva y sostenible. Evita cada año la emisión de más de 30 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, cifra similar a las emisiones de la mitad del parque automovilístico español. La gravedad de la situación climática podría llevar a mantener las centrales nucleares en funcionamiento por más tiempo que el actualmente acordado, durante 60 años o más, e incluso, siguiendo la estela de la mayoría de los países avanzados (Francia, Reino Unido, Finlandia, Suecia, EE.UU., Rusia, China, Corea, entre otros) se podría llegar a ver la construcción de nuevos reactores avanzados que además de electricidad podrían producir hidrógeno para contribuir a la estrategia europea aportando un vector energético limpio. Para mantener la operación segura de los reactores, resolver correctamente su cierre y desmantelamiento, gestionar los residuos radiactivos y el combustible nuclear gastado, y poder abordar proyectos avanzados en el futuro, es fundamental que el sector nuclear no se descapitalice ni en talento ni en capacidad de investigación y desarrollo e innovación.

En el ámbito de la investigación, la consolidación del sector nuclear español se ha apoyado desde sus inicios en la existencia de un centro nacional de investigación nuclear -la Junta de Energía Nuclear, hoy CIEMAT1 – así como en los grupos de las universidades que más adelante se mencionan, que tienen programas formativos e investigadores en el campo nuclear, en amplias colaboraciones internacionales y en programas de I+D nacionales, más o menos específicos. Actualmente, el número de empresas y organizaciones españolas activas en investigación sobre energía nuclear es muy extenso y dentro del campo de la fisión nuclear estas se coordinan a través del CEIDEN2, dedicando anualmente más de 50 millones de euros a esta investigación.

Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT)

Como se pone de manifiesto en la nota de posicionamiento de la SNE sobre “Capacidades de la industria nuclear española”, el sector nuclear español -tanto en el ámbito del suministro de equipos y combustible como en el ámbito del suministro de actividades de ingeniería y servicios o en la gestión de residuos radiactivos- goza de una excelente salud y reputación que hay que cuidar, ya que no solamente abastece al mercado nacional, sino que en muchos casos su actividad va dirigida al mercado exterior, exportando en la actualidad tecnología, productos y servicios a más de 40 países, destacando por su alto grado de calidad en un contexto de enorme competencia.

En paralelo, en la docencia de la ciencia y la tecnología nuclear destacan las universidades politécnicas de Madrid, Cataluña y Valencia, junto con las universidades del País Vasco y Canarias, así como varias facultades de ingeniería y de ciencias de Madrid, Barcelona, Cantabria, Oviedo, Valladolid, Burgos, Navarra, Zaragoza, Huelva, Sevilla y Murcia, junto con la UNED3.

Con independencia del cierre de nuestras centrales nucleares, cuyo impacto ambiental y económico habrá de ser cuantificado, es imperativo contribuir a la investigación sobre la operación y seguridad de los reactores durante las próximas décadas.

Los residuos radiactivos, en particular los de alta actividad específica y el combustible gastado, han de ser vigilados y gestionados durante muchas décadas, de modo que su almacenamiento tenga lugar en las mejores condiciones de seguridad. Pero por otra parte, el combustible nuclear gastado podría ser reutilizado en reactores avanzados generando energía y reduciendo su toxicidad radiactiva. Razones por las que se precisa seguir desarrollando conocimientos y tecnología, al margen de lo que ocurra con el mix eléctrico, a la par que aparecerán más oportunidades de exportar tecnología y servicios en esos ámbitos.

Contribuir a desarrollar las mejores opciones tecnológicas para el tiempo de operación, así como para el desmantelamiento y la gestión de los residuos radiactivos posteriores es una obligación moral para con las generaciones venideras.

Todo ello requiere una coordinación y colaboración interna que permita afrontar los desafíos futuros de nuestro sector con los más altos estándares de excelencia. Sin embargo, y frente a esas realidades, lo cierto es que el apoyo a la investigación en tecnología nuclear en nuestro país es, en el mejor de los casos, francamente mejorable. Si bien existen algunas infraestructuras para investigación, es significativa y grave la ausencia de otras, como celdas calientes de investigación donde se puedan manejar altas actividades como las presentes en el combustible gastado, o fuentes intensas de neutrones como los reactores experimentales que había hace años en el CIEMAT y en las universidades Politécnica de Cataluña y del País Vasco.

Este aspecto no deja de ser paradójico. Una tecnología que se encuentra en gran medida en fase industrial requiere I+D+i dirigidos, es decir investigación aplicada y en muchas ocasiones de aplicación inmediata. Eso es difícil de conjugar sin el concurso de estas instalaciones que nos permitirían realizar desarrollos que de otro modo han de ser delegados a terceros países o a consorcios internacionales.

España está en general bien representada en proyectos internacionales, como los de EURATOM o EPRI, y a través de la participación de diferentes organizaciones en plataformas tecnológicas europeas como la SNETP4 o en proyectos coordinados por la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE, la NRC5 estadounidense o el OIEA6. Se mantiene una importante actividad en laboratorios internacionales (JRC, HALDEN, CERN,…) y se sigue proyectando hacia el futuro con la participación en programas internacionales en desarrollo como JHR, FIDES, ITER, IFMIF, ESS,… Pero la disponibilidad de laboratorios con celdas calientes y fuentes intensas de neutrones en nuestro país, como las que están previstas en el Centro Tecnológico asociado al ATC7 y el futuro IFMIF-DONES8 a instalarse previsiblemente en Granada, son piezas importantísimas para la solvencia y sostenibilidad de la investigación y para la formación de los expertos en tecnología nuclear necesarios en las próximas décadas, por lo que no pueden posponerse continuamente.

En este sentido, merece la pena hacer la consideración de que las instalaciones no son más que complementos necesarios para el desarrollo tecnológico que nos permite participar en términos de igualdad con los otros países industrializados en el avance social y de las condiciones de vida del ser humano. El factor humano, por el contrario, es el aspecto fundamental de ese desarrollo; es este el factor que permitirá en el futuro que nuestras empresas puedan jugar en condiciones de igualdad en el escenario internacional, si bien no es el único, ya que ambos factores son complementarios y no se puede avanzar con solo uno de ellos. Tan necesaria es la inversión en investigación como en la formación de expertos. Se requiere una provisión de cuadros técnicos a todos los niveles: formación profesional, grado, máster y doctorado en cantidad suficiente y con la calidad necesaria para realizar las funciones y el desarrollo del sector.

Preocupa por ello el hecho de que la formación en ingeniería nuclear se encuentre, en nuestro país y podríamos decir que en nuestro entorno más próximo, en horas bajas. Hay programas de formación que han dejado de ofertarse porque su demanda no alcanza los límites impuestos por los centros que los ofertaban y otros que se encuentran en situación de oferta intermitente por las mismas razones.

En el ámbito de la formación universitaria, existe un riesgo real de que las universidades se descapitalicen y dejen de proveer al mercado laboral el personal debidamente cualificado. Algunos programas de formación a nivel de máster se encuentran en declive y no resulta sencillo motivar a los posibles alumnos en el contexto actual. Es natural que los estudiantes, particularmente los mejores, no se sientan atraídos por un sector tecnológico aparentemente en debate sobre su continuidad en el escenario nacional, debate que se extiende a todos los niveles, incluido el industrial, y que en parte impide percibir correctamente los retos científico-tecnológicos y las oportunidades para desarrollar carreras investigadoras y profesionales de alto impacto social que el sector nuclear ofrece.

Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid

Es por ello necesaria una labor activa para atraer a los jóvenes estudiantes, desde el colegio e instituto, hacia el sector. Por ejemplo, mediante la presentación a cargo de los Jóvenes Nucleares de la realidad de la tecnología nuclear, tanto para la producción de energía como para otras aplicaciones, en particular las médicas, a través de cursos en colegios y universidades, charlas divulgativas y redes sociales. Además, es importante implicar a comunicadores brillantes del sector que, junto con sesiones de promoción en la universidad a los alumnos de grado, ayuden a estimular su interés. Las acciones de la SNE -becas, premios, concursos de atracción de talento, Comisión de empleo-, también contribuyen de forma significativa a dicho estímulo a las nuevas generaciones.

En definitiva, es necesario reconducir el tratamiento que se da a la generación de energía nuclear y la tecnología nuclear en general. Lo decía recientemente el Director General del OIEA, M. Grossi, cuando señalaba en una entrevista que la energía nuclear “tiene que sentarse a la mesa para reclamar su parte en el escenario de abastecimiento energético de la Humanidad”.

Como ya se ha mencionado más arriba, las empresas nucleares españolas participan en este escenario con una presencia creciente que merece el apoyo del país. Es necesario seguir apoyando el presente y futuro de la generación nuclear en España, fuente actual del 22% de la electricidad (dato de 2021), al margen de si este tipo de energía dejará en un futuro de formar parte del mix de generación o no, porque la actual situación impone necesidades futuras insoslayables.

Así pues, por una parte, los centros con capacidad para ofrecer formación debieran, de manera inmediata, aliviar las restricciones a la oferta de programas de formación nuclear. Y por otro lado, el país debería incorporar a sus capacidades instalaciones de investigación como las citadas más arriba, teniendo en cuenta que estas instalaciones serán las que pueden situar a los programas formativos un paso adelante, y por lo tanto en igualdad de condiciones con nuestros más directos competidores, además de contribuir a proporcionar la máxima seguridad en la utilización de estas tecnologías tan necesarias en la lucha frente al cambio climático.

1 Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas
2 Plataforma Tecnológica de Energía Nuclear de Fisión
3 Universidad Nacional de Educación a Distancia
4 SNETP, Sustainable Nuclear Energy Technology Platform
5 NRC, Nuclear Regulatory Commission.
6 OIEA, Organismo Internacional de la Energía Atómica.
7 Almacén Temporal Centralizado para el combustible gastado y los residuos de alta actividad.
8 IFMIF-DONES, International Fusion Materials Irradiation Facility-DEMO Oriented Neutron Source
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