Las centrales nucleares generan emisiones de efluentes radiactivos en cantidades limitadas, de acuerdo con la regulación. Estas emisiones quedan registradas y son objeto de continuo seguimiento mediante un extenso programa de análisis realizado por entidades independientes y por la administración. Los valores de esos efluentes, medidos en términos de actividad radiológica y de dosis, son mil veces inferiores a lo permitido.
Independientemente, existe un Programa de Vigilancia de la Radiación Ambiental (PVRA) que incluye muestras en la zona de las centrales y su área de influencia, incluyendo mar y ríos. Como las mediciones se empiezan a realizar antes de la puesta en servicio de las instalaciones nucleares, se puede observar que los resultados no se han visto alterados por la operación de estas.