La participación nacional en los programas nucleares ha variado en el tiempo. Así, en las tres centrales de la primera etapa (José Cabrera, Santa María de Garoña y Vandellós I) la participación fue relativamente baja —entre un 42 y un 44%— debido a las condiciones de contratación bajo la modalidad de «llave en mano», con subcontratación para empresas constructoras y de equipo españolas.
Cuando a comienzos de los años 70 se autorizaron los grupos de la segunda etapa, optándose por el sistema PWR en Almaraz I y II, Ascó I y II, y por BWR en Cofrentes, la experiencia y la tecnología adquiridas hicieron posible que la participación nacional alcanzase ya niveles elevados, entre el 65 y el 70 por 100.
Finalmente, en las dos centrales —Trillo I y Vandellós II— de la tercera etapa, con una industria española de bienes de equipo ya madura en el campo nuclear, y con amplia experiencia y capacitación adquiridas tanto por las empresas de construcción y montaje, como por las de ingeniería, ensayo y control de calidad, se alcanzaron niveles de participación nacional muy altos (85%).