Su elevada fiabilidad y estable coste las hacen una fuente óptima de producción para aportar la energía base de la curva de demanda de energía eléctrica. Por otro lado, teniendo en cuenta que no emiten gases de efecto invernadero, son esenciales para conseguir los objetivos de emisiones que nuestro país y la Unión Europea se han marcado, junto con las energías renovables, especialmente la eólica y la solar.
La energía nuclear, en definitiva, contribuye muy significativamente a la descarbonización de la economía, constituye una garantía de independencia y diversificación del abastecimiento energético, mantiene la capacidad tecnológica de la industria nuclear en términos de empresas, recursos y personal cualificados y garantiza la estabilidad del funcionamiento del sistema eléctrico.