En Chernobyl hay 3 reactores nucleares en distintas fases de desmantelamiento además del reactor accidentado. El último de esos reactores se paró en el año 2000, por lo que el combustible irradiado, que es la máxima fuente de riesgo radiológico en una planta en desmantelamiento, tiene un mínimo de 21 años de enfriamiento. Eso es importante porque la principal función de seguridad que se debe asegurar es la refrigeración de este combustible, y el calor residual que desprende decae de forma exponencial con el tiempo; este calor es muy bajo cuando han pasado tantos años.
El combustible gastado de las 3 unidades se encuentra en una piscina que utiliza el suministro eléctrico para refrigerar su agua y mantenerla a temperatura ambiente. En caso de perder la potencia del exterior, la instalación cuenta con generadores diésel con suministro, basándonos en las informaciones oficiales del OIEA, para 48 h. Según un estudio que se hizo en 2011, como respuesta al accidente de Fukushima, en caso de perder el suministro eléctrico, el agua de la piscina vería aumentada su temperatura, pero siempre por debajo de los 70° C, por lo que no se produciría ebullición ni desprotección de los elementos en ningún caso.
La única acción que sería necesaria para mantener la refrigeración de los elementos sería reponer el agua evaporada, operación que se puede llevar a cabo de forma sencilla.