La Seguridad Nuclear siempre ha sido el pilar en torno al cual se desarrolla la actividad nuclear. Esto significa que en todas las fases, diseño, construcción, operación, desmantelamiento y clausura, la seguridad debe prevalecer sobre el resto de condicionantes.
La seguridad nuclear tiene por objeto minimizar los potenciales riesgos radiológicos de las instalaciones nucleares derivados de la manipulación y el almacenamiento de sustancias nucleares o del uso de la energía nuclear para la obtención de energía eléctrica, tanto en circunstancias normales como en caso de incidentes, con el fin de lograr la adecuada protección de los trabajadores, el público y el medio ambiente.
El concepto de Defensa en Profundidad aporta niveles (barreras sucesivas) de protección frente a la compensación de posibles fallos mecánicos y errores humanos, mientras que la Cultura de Seguridad de todos los participantes en el funcionamiento de una instalación nuclear es fundamental para la seguridad a ultranza. Finalmente la existe la supervisión del Consejo de Seguridad Nuclear, que es la autoridad reguladora.
Después del accidente de Fukushima las centrales nucleares españolas pasaron las pruebas de estrés frente a sucesos externos, demostrando su robustez. Además se han realizado las modificaciones solicitadas por el Consejo de Seguridad Nuclear en las plantas y en los edificios de seguimiento de las emergencias.